Uno de los temas favoritos de Julio Quesada durante su larga trayectoria artística ha sido la recreación de personajes (gente de pueblo, personajes históricos, familiares, amigos….), predominando evidentemente la acuarela como técnica habitual, pero no olvidándose de otras técnicas como el óleo (Retrato del Doctor Fleming, Museo Julio Quesada) y el dibujo ( “Mi abuelo”, Museo Julio Quesada).
Retratos de personajes históricos como : Alcalá Zamora, El Príncipe de Asturias, Mariano Benlliure, Simón Bolívar, Miguel de Unamuno, personajes anónimos como: Tabernero de Mogarraz, Viejo Salmantino, Señora Sentada.
Retratos con multitud de características diferentes, de pequeño y gran formato, ya sea de cuerpo entero, medio cuerpo, incluso autorretratos, pero con una característica común en todos ellos, es la de observar al personaje como pocos pintores han sido capaces de realizar, ese es el secreto de un buen retratista, observar, meterse en la piel del personaje y a través de los ojos y sus facciones adivinar los diferentes estados de animo por los que atraviesa el ser humano.
Hay que recordar que fue un retrato lo que le dio la oportunidad a Julio Quesada de comenzar a destacar en el mundo de la pintura, ya que con tan solo 12 años recibió un “besamano” del presidente de la república, D. Niceto Alcalá Zamora, para que le hiciese un retrato, sorprendiéndole la calidad y rapidez del joven artista, encargando a una de las personas de su confianza (el escultor Jacinto Higueras), la educación y el futuro del joven artista.
Retratos de personajes históricos como : Alcalá Zamora, El Príncipe de Asturias, Mariano Benlliure, Simón Bolívar, Miguel de Unamuno, personajes anónimos como: Tabernero de Mogarraz, Viejo Salmantino, Señora Sentada.
Retratos con multitud de características diferentes, de pequeño y gran formato, ya sea de cuerpo entero, medio cuerpo, incluso autorretratos, pero con una característica común en todos ellos, es la de observar al personaje como pocos pintores han sido capaces de realizar, ese es el secreto de un buen retratista, observar, meterse en la piel del personaje y a través de los ojos y sus facciones adivinar los diferentes estados de animo por los que atraviesa el ser humano.
Hay que recordar que fue un retrato lo que le dio la oportunidad a Julio Quesada de comenzar a destacar en el mundo de la pintura, ya que con tan solo 12 años recibió un “besamano” del presidente de la república, D. Niceto Alcalá Zamora, para que le hiciese un retrato, sorprendiéndole la calidad y rapidez del joven artista, encargando a una de las personas de su confianza (el escultor Jacinto Higueras), la educación y el futuro del joven artista.
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